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Mostrando las entradas de marzo, 2007

Habría que

Habría que convertir las mentiras en arrullos para niños muertos por la guerra y, así, reponerles la paz de las almas que les fue negada en vida. Habría que convertir los ladrillos de los muros que dividen a los pueblos, en panes que derritan el hambre y peces que vuelen como sueños. (otro textito del taller)

taller de surrealismo

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La semana pasada tuvimos un tallerista que nos dio un cursito de creación literaria a las niñas de primero y a mí, nos puso ejercicios divertiditos que algunas disfrutaron mucho y otras padecieron... Obviamente hubo de todo en el taller. Lo mejor fue esa niña con las muñecas llenas de pulseras, cubriendo las heridas de un intento fallido por dejar de ser. Ella se enamoró de Alan, el tallerista y se enojó muchísimo conmigo cuando anuncié que el taller se había terminado y que la clase de español seguiría como hasta antes de Alan, cómo sufrió ella... En fin, durante el taller yo hice los mismos ejercicios que mis niñas, éste me gustó mucho cómo quedó. El somorgujarse en un o mismo es una actividad fascinante. porque la hermenéutica del asunto lo exige. Si el tango es sufrido se baila mejor la vida, entonces un anticuario limpia los sentimientos viejos: desde las libélulas de la infancia en la costa, hasta la tromba de recuerdos que está por caer. Entre una jarcha aljamiada y una mwashaha

A casi 7 años de haber sucedido

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Puntos, comas, puntos y comas... párrafos, ignaros estudiantes de letras casi ágrafos. En la breve sombra entre el muro y el pilar, tú y tu hoja en blanco, con todo y pánico, con todo y amnesia, con todo y tu aire de intelectual panbolero. Del otro lado yo y mis copias... yo buscando a Melquiades para que me trajera el hielo y así poder congelar el minuto en que te vi comprar un cigarro después de la clase de redacción.

Esperando el impacto.

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Definitivamente seguimos esperando el impacto... Estamos al borde del abismo... demos un paso adelante. En poco tiempo la vida cambiará aún más de lo que ya lo ha hecho, los minutos desde acá desde este punto parecen más largos, casi infinitos, y sin embargo, seguimos esperando el impacto. Fue muy raro volver a caminar por el lugar que me formó como todo lo que creo ser, después de tantos y tantos meses sin entrar ahí, saber que soy la de entonces y la de ahora, pensar que nada se parece a aquello y sin embargo mis deseos, mis apegos y ese sentimiento de pertenencia siguen intactos. Todo empieza a caer por sus propio peso en estos días y las cosas que parecían fuera de lugar cobran sentido. Nos vamos armando poco a poquito, las piezas de esta campanita rota aparecen con los días una debajo de la cama, otra a punto de irse por la alcantarilla, una más guardada en la bolsa del pantalón que ya no me queda... confío en que con los días aparecerán todas y entonces sí estaremos listas para

La razón de mis ausencias

Ahí la llevamos Jarcha, la vida de ama de casa, la de maestra sobreexplotada, la de tesista quasi eterna (sepan todos que ora sí ya es cuestión de firmas, la tesis está terminada), la cuaresma, el sícope neurocardiogénico y yo... Prometo volver porque me gustaba saber de mis amigos y que ellos supieran de mi de este modo que nunca esperamos fuera la clave de nuestros encuentros... y sin embargo lo fue.