Muelle

Yo quiero que la casualidad me aviente de un muelle y lo que se ahogue en la caída sea lo que queda de tu dolor en mí; que en la inmensidad del universo no se me pierda la memoria, pero jueguen a esconderse los recuerdos, y me sorprenda cada vez que pase por aquel café en coyoacán, donde tomamos nuestra primera soda italiana, antes de la tormenta -presagio de lo que sería nuestra vida juntos- y entonces, una vez más, me de cuenta de que te me escondiste en absolutamente todos los lugares que visitamos y en aquellos que nos faltaron por ver.
Tengo ganas de que la fortuna me ponga frente a ti, y que no haya entre nosotros sino el silencio cómplice de aquella tarde, aquel silencio que se convirtió en manos bajo la mesa, en mensajes de celular estando tan cerca, sólo para guardar un secreto a voces, en este dolor que hoy siento, en las manos vacías y la palabra a medio pronunciar antes del tono de tu contestadora.

Deseo, deseo, deseo... deseo que el olvido nos inhunde a los dos, que el agua no borre tus gestos y los gritos hirientes de la última llamada, sino que muramos los dos sofocados de maresía... de la que me robaste y de la que te guardo.

Comentarios

  1. Esperemos esas mismas aguas pronto traigan mejores sabores que los que vive. Gran noticia la del correo por cierto. Bravo por eso.

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  3. Me gusta qué y cómo escribes. Te animo a seguir.

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  4. Cuando se va del tango al concepto desnudo de un brochazo, el olvido es el fin, pero no puede ser la meta.
    Un gran descubrimiento este espacio.
    Saludos.
    hlk

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  5. De visita por tu espacio. Un beso y un abrazote siempre

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  6. Por fin te encontré.
    un beso.

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