Sucede que mientras hablo con las compañeras que más admiro, con frecuencia me encuentro con una misma historia: hay un hito, el de un amor lobo con piel de aliado. Hombres "reflexivos", "solidarios", "en deconstrucción" que no nos explican el mundo, pero nos dan su categórico punto de vista, no nos miran desde la superioridad intelectual, sino desde la "compasión cognitiva", y más aún, nos cuentan cómo es el amor revolucionario, ese que, curiosamente, les reporta más beneficio a ellos. Y no me entiendan mal, seguramente lo hacen desde lo que, en su imaginación es un lugar paritario, compañero y revolucionario. Sin embargo, cuando una decide decir "esto no es para mí" cuestionan nuestro propio proceso crítico y de deconstrucción. Al manifestar un deseo distinto al suyo, pasamos de personaje secundario de su narrativa a francas antagonistas. Resulta complicado conseguir la claridad y la fuerza para salir de tal enredo arácnido. Hay en...
zas! Mal plan. (esperariamos detalles , pero supongo podrán ser por otras vías)
ResponderBorrarmmm, zaz! igual. quisiera saber q decirte. Solo un abrazo puedo mandarte.
ResponderBorrarEstuvimos este fin, en Reforma, anduvimos caminando mi padre y yo, esperando encontrarte.
porque??
ResponderBorrarchin... espero que no sea aquel del que quizá de veras te enamorabas.
ResponderBorrarcómo va ese plantón?
y la tesis?
espero noticias.
abrazo
Corriendo: ya sabes pronto nos veremos y tendrás todos los detalles picantes.
ResponderBorrarIván: Es triste que no nos hayamos encontrado y ahor la feliz vida del docente me lleva de nuevo a las aulas y ya no podré estar en Reforma, pero seguimos estando en los actos de resistencia focalizados. Esto no se acaba hasta que se acaba, y ese momento lo decidimos nosotros.
PK: Mmmmmm quizá. Nah, bueno quiero creer que no es él de quien quiero o debo de veras de veritas enamorarme.
Todos: Saludos y abrazo
Ya vuelve. Escribe algo. Por favor :)
ResponderBorrarHaces bien
ResponderBorrarholas... pasaba x acá a ver si había algo nuevo...
ResponderBorrardejo un abrazo