Tengo un hijo al cual dar un ejemplo
En unos días me encontraré en una de esas circunstancias que lo llevan a uno al centro de atención de la mirada pública (tampoco taaaaan pública, pero algo noticioso será). El punto es que me encuentro en conflicto con respecto a la necesidad, o más bien el imperativo ético de hacer notar un cierto malestar del gremio acerca de un problema nacional -que aunque es una forma de violencia, no es el desgarramiento sanguinario del que hablamos todos los días los que vivimos en esta geografía específica. La broma de lo que hay que hacer ha ido y venido en las bocas de quienes asistiremos al evento, sin embargo, el asunto me ha generado un nuevo malestar pues confronta, confronta al decir con el hacer, al sentir con el arriesgar. Tengo un hijo al cual dar un ejemplo y me perturba cuál será ¿el de calla y obedece o el de lucha desde tu trinchera, aún cuando tu lucha sea el mero levantamiento de voz y la molestia del dedo salitroso en la llaga?