Primer paso al escape
No lo estaba buscando, pero cuando llegué a esa intersección de pasillos estaba ahí, perfecto, luminoso, idéntico al de mis sueños si alguna vez hubiera pensado en ello. Ahí estaba colgado y casi ostentando mi nombre, quizá también el tuyo... Hoy me compré el vestido para el día que me lleves contigo a Lisboa.