Lo que te choca te checa

Hablando de gente que nos resultaba tremendísimamente molesta estábamos mi querida amiga y yo, y ella me decía "lo que te choca te checa", yo no pude estar más de acuerdo. Me enfurecen los deportistas que no pueden ni dejar de mover la patita cuando toman café, me enfurece brutalmente que se la pacen hable que hable de sus hazañas y conquistas de montecitos y planicies, me dan ganas de vomitar.... pero me choca porque me checa, porque, en el fondo de mi corazoncito lleno de colesterol, moriría por poder ser constante en mi ejercicio y no hacerlo sólo los martes, adoraría no sentirme culpable cada vez que como queso, no pensar en la muerte cada vez que enciendo un cigarro, no odiar los pantalones por el sencillísimo hecho de que me irrita cómo me quedan los que están diseñados para esas piernas que aguantan kilómetros de spinning. Claro, por eso no soporto escucharlos hablar con cada endemoniado músculo bien definido aunque tengan su boquita cerrada.
La verdad es que estoy que ardo en ira, que ardo y quiero acercarme a alguien para llevármelo al infierno, para contagiarle mi malestar y que pelee conmigo y que se sienta que no tiene argumentos, que sienta que YO SOY LA REINA... alguien, quien sea... y ¿por qué? porque he sido llamada autocomplaciente y lo inconmensurablemente molesto de esto, es que es cierto, estoy en ese jodido estado, pero al igual que a Calderón le pone malito de los nervios que los gringos le digan lo que ya sabe, a mí me perturba que me digan autocomplaciente.... yo sé dónde estoy y sé que no quiero estar ahí, pero uno necesita tirarse al drama dos días dejar que la jodida enfermedad supure y después subirse a los tacones y salir, como decía mi buena amiga D, "a romper madres"....
Ahora, nada más dejo sobre la mesa, en el entendido de que lo que te choca te checa, que si a ese alguien le molesta mi estado "autocomplaciente", que entonces tendría él mismo que preguntarse por qué (si quiere). Y también dejo sobre la mesa que si quiere "más acción", yo siempre le respondo que el día que quiera me pongo ese vestido que siempre me invita a ponerme y salimos dejando la mirada autocomplaciente dormida en el espejo.