Un café
Hace un siglo que no me paro por aquí y es que no sé si ya me rendí, si mi vida es poco interesante, si el trabajo me absorbe o si ahora ya sólo siento la necesidad de contarme mis chistes a mí misma..
Tengo muchas ganas de esos días en los que me la pasaba en los cafés, cuando todo era pretexto para estar fuera de mi casa, sola o acompañada por mis amigos, mi novio o mi perra, pero parece que esos días están lejanos, lejanos, lejanos... no me da tiempo ni de darme gustos dentro de mi casa; salir es toda una hazaña. Más vale que al final de esto (si es que un día encuentra un final) algo bueno salga, algo muy bueno... pero ya no sé qué. No soy tan mezquina como para dedicarme a ser vaca sagrada, no soy tan brillante (como la brillantina) para ser celebridad, no soy tan abnegada como para renunciar a lo que me gusta en aras de obtener lo que me viste (intelectualmente)... de repente ya no sé. Pero no es un no saber desgarrado, es una incertidumbre agusto: no hay horas de las sombras con soda italiana (pocas veces tomo café cuando voy a un café), pero hay algo gozoso de estar aquí en la torre y detenerme a veces para salir al balcón y seguir pensando en la oralidad y la escirtura o la ciudadanía y la moral decimonónica; y ya si me doy un permiso grande, reparar en la promesa que firmé, ahora sí, hace casi diez años y que idealmente sigue en el bombo de una batería del hombre de ensueño de aquellos entonces, y esperar que en el mejor de los casos él sigua estando dispuesto a cobrar en octubre del año que viene.
Tengo ganas de un café (el lugar, no la bebida) a la hora de las sombras en estos días, pero cuando pienso en que me he comprometido a hacer esto bien y con prontitud, se me olvida el café y cierro el blogpara seguir amaestrándome.
Feliz cumpleaños.
ResponderBorrarno creas que no me acordé de tí el lunes, pero nunca sé si tengo el número de tu celular o lo has cambiado, como nunca tienes la cortesía de dármelo...
FELIZ CUMPLEAÑOS DE TODOS MODOS