Una cosa llevó a la otra

Me gusta mi nuevo lugar de trabajo, la gente es amable, nadie se mete con lo que haces, sólo entregas resultados comentas, discutes y fin, todo es flicidad. Decidí, entonces, llevar pande muertos para mis amables compañeritas. Encontré un pan delicioso con nuez. Salgo de la panadería y está llovindo, las escaleras resbalosas brillan bajo el farol de la calle; minutos antes había reflexionado sobre la extraña forma en que mis zapatos se volvieron grandes de súbito... dos pasos y abajo toda yo y mi glamour... el intento por sostenerme de algo es totalmente inútil pues, recordems, mi hombro no sirve. Ahora mis rodillas son hoyitos, el frente fríonúmerocuatro no ayuda y estoy en mi casa trabajando, con perfecta consciencia de que mañana recibiré un nuevo regaño en el cole por no haber ido a la capacitación, pero es que, además, perdí mi celular.
Pero qué comodidad es estar aquí entre la perra que descansa y la gata que ronrona; Se lo dije a mi mamá: estas hijas son más calientitas que los hijos de verdad.

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