Gerardo

Yo no estuve... a mí tu noticia me llegó tarde, de boca de mi queridísimo Mostro; quería yo estar contigo todo este tiempo y no sólo ese día, pero bien sabemos que el pretérito del subjuntivo del verbo haber es una utopía, si no una tarugada.
Te voy a querer siempre... y siempre voy a ir envuelta en tus abracitos con los que me diste la bienvenida a un mundo que desconocía y al que ahora pertenezco.
Y cada vez que me acuerde de ti le voy a mandar un beso al cielo, porque aunque no creíste jamás en el paraíso crisiano, es donde yo te voy a buscar a falta de otro símbolo de eternidad en mi breve imaginario.

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