Venía yo a este mundo a ser hermosa... en el camino hacia acá se me cayeron los atribuots. Venía también a escribir las palabras que no se habían imaginado jamás, perdí la tinta del ingenio antes de encontrar el papel de la emoción. Venía, pues, a ser la voz misma de Euterpe, padezco una afonía ensordecedora. Estaba en mi vida escrito que venía aquí a dejar huellas profundas e indelebles, y son mis pasos tan leves que nadie recuerda que he pasado. Venía finalmente a cantar amores a los marineros... resulta hoy que soy sirena, sí, pero de ambulancia que vaticina desastre y dolor sin siquiera dar un berve paseo por el embeleso. Es menester ahora replantear no a qué venía sino a qué vengo. No ser hermosa, ser linda, no escribir lo que no se imaginó, sino imaginar lo que hay que escribir, olvidarme de Euterpe y consagrarme a Melpómene, aprovechar lo invisible de mis huellas en la arena para desgarrar los corazones, olvidarme de las olas y ser sirena en la alberca (como dice mi papá). Y se ...
Ah que radical.
ResponderBorrarLa gente es fácil de dejar de quererse, jamás de olvidarse.
ResponderBorrarEstoy lleno de nostalgia y ver tanto tiempo que ha pasado. Pasa siempre tan rápido que ni siquiera nos hemos dado cuenta que pasa. Me da gusto poder saludar por aqui, pero me da tristeza que ya cada vez más lugares como este están casi en las ruinas. A veces quisiera regresar el tiempo y que todo se quedara estacionado en el 2006.
Un fuerte abrazo.