Estoy enamorada de la posibilidad... eso es un problema. Mi vida se ha instalado en el subjuntivo y me gusta que no haya realidades, que el factum no esté ahí... pero, ¿cúanto tiempo voy a resistir sin un suelo para mis pies?
Hace días que quiero hacer un post bien ojete. La intención no es molestar sino a manera de confesionario sacar todas mis culpas. Para quien me conoce está divertido tratar de poner la carita y el nombre correspondiente a cada manojo de culpas; para quien no me conoce está divertido andar meticheando en qué clase de culebra (perdón se me fue una "b") soy, a ver si se anima a conocerme algún día. Ahí va la primera parte: Confesión #1 Me gustó sentirme frágil, quizá, como diría mi maestro Bátiz, hasta disfruté el que mancillaras mi honor, mis principios de clasemediera guadalupana pura casta y virginal. Me gustó que al contar mi primera vez a mis amigas, todas se quedaran heladas; adoré que me dieras la oportunidad de que una vez más, los otros se pregunten ¿y cómo después de eso puede seguirse moviendo (en el mundo) tan bien? Me hiciste fuerte en el escenario, mortal tras bambalinas. Tengo miedo de encontrarte algún día, pero no por ti, ni por lo que sienta todavía, me da mied
Ay, querida Mar... esto de vivir en la posibilidad es un fuerte generador de neurosis. No te lo hagas...
ResponderBorrarYa ves el ejemplo de la presunta autora de la postal que tienes como imagen hoy... la neurosis destruye y tú mereces vivir ;)
Además, tienes piso. Sólo voltea y siéntelo bajo tus pies...
Te mando un abrazo, ojalá que el curso haya salido bonito :P
oh gran post!
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