Paredes
Tu vida y mi vida un espejo: las mismas imágenes en nuestras paredes, el mismo beso observando cómo dueles y cómo tú no te atreves a sentirme, a dejar que sea yo quien te destroce. La misma música saliendo de mi boca que no emitía sonido, y de la tuya que trazaba los mismos movimientos; tal como debió ser el beso que nunca hubo. Exactamente las mismas ganas de perderlo todo. Las cinco de la mañana y nada. No quisiste cuestionarte tu telenovela personal, te gustaba la actriz que tenía, o quizá simplemente te bastaba con ella: “le habías invertido suficiente tiempo” como para dejarla. Te prometiste que esta vez iba a haber final feliz, con boda y beso, con letras cursilísimas anunciando el fin. Tienes razón, íbamos a terminar destrozados… pero con un dolor gustosísimo. La cicatriz más hermosa de la que pudiste haber sido juez y parte te la debe tu reflejo. Soy espuma y no Mar, soy tu reflejo, nunca tu realidad.