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Mostrando las entradas de julio, 2007
Catemaco
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Hoy comienza mi rito iniciático. A la media noche salgo hacia Catemaco. Mario me preguntó que por qué los de filos siempre le damos significados e intenciones chairas a nuestro viaje, honestamente no lo sé, supongo que por eso somos de filos, porque es algo inherente a nosotros... Y ya estoy hablando en 2a del plural, es la primera vez que lo hago, pero creo que es necesario ir por mi limpia antes del examen y antes del cuarto de siglo... (también buscaré un exorcismo que te saque de mí)
Necesito
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A tu salud Anita Me llevé las palabras de tu boca, me las robé todas. Te dejé el silencio, que supiste convertir en la soga que aprietas, cada día un poco más, para irnos matando a tu eco y a mí. Te dejé hablar tanto, te entregué todo el aire dentro de la habitación y el ruido de la noche para que le sirviera de escenario a tus palabras, por si no le era escenario suficiente el sillón rojo, la cama alta que dejamos intacta, la silla de ruedas, el miedo, la voluntad echa pedazos a tus pies y los pasos que se quedaron resonado en los pasillos y los cuartos por los que me habías llevado de la mano, como queriendo que conociera los espacios que posees y a los que no pertenezco. Te escuché, te escuché, te escuché No te detuve, como hubiera debido, no te dije que te amaba, no te lo grité, no te callé con el grito de que te estaba amando ya, esa misma noche, en la que me hablabas de pensar las cosas, comprometernos después, cuando regresaras hecho artista y hermano... ¡Yo no necesito al artis
SIN gritar
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Éste, en teoría, debería ser un año dívico (de diva) y espectacular, y el mejor agosto de mi vida: cumplo mi cuarto de siglo (¡ouch!), por fin presentaré mi taaaan esperado y postergado exmen profesional (¡eeeeh!), se suponía que tendría una super fiestota, en la que amigos y enemigos estarían invitados. Se suponía que esta fiesta iba a ser la Redención que me sería otorgada, tras el infierno que fue el trámite de la tesis y la mayor parte de los 24 años previos -bueno, no tanto, pero hoy es día de drama- y resulta que la fiesta está sendo aún más terrible que el motivo de la misma. Tuve a bien pedirle la casa a mis padres, y éste ha sido motivo para un dramamaternodedimensionesbíblicas (Ah, cómo me acuerdo de Copp y sus teorías de las madres judías y mediterráneas). Y yo que casi no soy drama... uufff todo ha sido terrible, ya no quiero saber más de eso, pero por otro lado, nunca he tenido una maldita fiesta mía de mí : de chiquita siempre me la juntaban con mi hermana (ella de juli
Por azar
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Además de esas libertades que me dio mi libertad me dio la de revisar los bolsillos de mis sacos y en uno de ellos me encontré esto tan marvilloso: Halt! Recorro el camino que recorrieron cuatro millones de espectros.Bajo mis botas, en la mustia, helada tarde de otoño cruje dolorosamente la grava.Es Auschwitz, la fábrica de horror que la locura humana erigió a la gloria de la muerte. Es Auschwitz, estigma en el rostro sufrido denuestra época.Y ante los edificios desiertos, ante las cercas electrificadas, ante los galpones que guardan toneladas decabellera humana ante la herrumbrosa puerta del horno dondefueron incinerados padres de otros hijos, amigos de amigos desconocidos,esposas, hermanos,niños que, en el último instante,envejecieron millones de años, pienso en ustedes, judíos de Jerusalem y Jericó, pienso en ustedes, hombres de la tierra de Sión, que estupefactos, desnudos, ateridos cantaron la hatikvah en las cámaras de gas; pienso en ustedes y en vuestro largo y doloroso camino d
Sin ultraje
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Son las seis de la mañana de un domingo que se empieza a iluminar de ese color ciudad inerte, mujer en duda, Mar sin maresía, estrella extinta... Cuando era estudiante jamás llegué a mi casa a esa hora. Niña de bien, aunque nunca niña bien; empeñada en demostrarle al mundo que podía llenar todos los estándares, todos los contradictorios paradigmas de padres y amigos; siempre caminando por lo recto de la cuerda floja, entre la existencia y el borrón que mancha la vida de quienes me olvidaron. Hoy domingoprimerodejulio, en una casa que hubiera matado por tener, bebiendo en una terraza con mi propio captor, mirando los columpios en los que quizá él mismo meció sus días de infancia, ahí estaba Mar; por momentos, durante los instantes de breves clímax en la historia del secuestro que ocurría a un costado, estuve encerrada en una galería con jaulas-dormitorio de unos conejos descomunales... unos conejos que parecían contener todo el país de las maravillas en sus entañas, conejos que quizá de