Día 16, 17, 18 y fin

Se acaba esta onda del diario, ya le tengo que echar más ganitas a más cosas.
El día 16 me quitaron el yeso y me dieron permisos de ejecutar la "marcha asistida" esto es seguir con las muletas de modo que mi pie izquierdo no deberá ser apoyado al 100%.´Ante de eso tuve que ir al MP, es una obviedad lo que voy a decir y sin embargo sigue siendo molesto cada vez que uno se topa con esto; al llegar al MP todos los escritorios tenían películas piratas, ellos que deberían estar persiguiendo el delito de la reproducción y venta ilegal de materiales audiovisuales, reciben su delito en la comodidad de su escitorio. Y ni qué decir.
Yo por mi parte, ya no fui tratada tan como la delincuente que osó ir a levantar la denuncia de que se dejó asaltar. La señorita cuyas uñas naturales describían ya una curva pronunciada de tan largas, me atendió con toda la amabilidad que es capaz una oficinista de gobierno. Mi mamá pensó incluso en felicitarla por ser tan diestrcon el teclado, el cual manipulaba únicamente con la punta de sus impresionantes uñas. El devenir de este día fue maratónico, 3 vueltas al MP porque los del HSBC no sabían ni qué papel me estaban pidiendoni para qué. Al final creo que se convencieron de que ya no había otra cosa que me pudieran pedir y en máximo 45 días se resuelve mi caso. Cosa que no significa que haya ganado, pero sí que por lo menos tengo unos dítas para descansar de tanta vuelta.
El día 17 me aceptaron en la maestría y empecé a pensar que mi suerte quizá ya estaba dando la vuelta a mi favor. Fui a renunciar a la escuelita para la que trabajo y regresé a casa de los progenitores a recibir una amable visita que adoré, aunque haya parecido lo contrario.
Mi vida va a cambiar grandemente, voy a vivir con una beca, me asusta tremendamente...
Cuando me pongo a repasar mi vida y la de personas en situaciones similares a la mía, se me revuelven un montón de sentimientos agridulces. A veces me siento bien con la persona en la que me convertí, aunque haya ojos que me miren con todo el desprecio del mundo y sea juzgada como una idiota por haber tomado las decisiones que tomé. A fin de cuentas no cambiaría mi vida por la de esas personas. Se me vuelve un imperativo bastante incómodo pensar el papel que jugó mi familia en el proceso, y sí, me comparo con Jarcha (a mí no me molestan las comparaciones interespecie), yo no le enseñé nada, pero sin mí, tampoco se hubiera podido enseñar ella sola. Suena bien grosero eso que acabo de decir, pero es completamente cierto.
Hoy es el día 18, me quedan varios días más de no poder moverme al 100%, pero se acaba este diario, porque decidí no seguir en este mood, ya no me sirve el desahogo del encierro de este modo, comencé a ser feliz ( sí Bruno, feliz, con todas sus letras) y ahora necesito más.
Mi mamá me dio abejas hoy en la mañana, creo que ya tengo mejores cosas que hacer.