Confesar he
Hace días que quiero hacer un post bien ojete. La intención no es molestar sino a manera de confesionario sacar todas mis culpas. Para quien me conoce está divertido tratar de poner la carita y el nombre correspondiente a cada manojo de culpas; para quien no me conoce está divertido andar meticheando en qué clase de culebra (perdón se me fue una "b") soy, a ver si se anima a conocerme algún día.
Ahí va la primera parte:
Confesión #1
Me gustó sentirme frágil, quizá, como diría mi maestro Bátiz, hasta disfruté el que mancillaras mi honor, mis principios de clasemediera guadalupana pura casta y virginal. Me gustó que al contar mi primera vez a mis amigas, todas se quedaran heladas; adoré que me dieras la oportunidad de que una vez más, los otros se pregunten ¿y cómo después de eso puede seguirse moviendo (en el mundo) tan bien? Me hiciste fuerte en el escenario, mortal tras bambalinas. Tengo miedo de encontrarte algún día, pero no por ti, ni por lo que sienta todavía, me da miedo que me veas desgastada, ya no ser la diosa que dejaste hace años, completamente deshecha pero con la convicción de que ante las miradas de todos volvería a ser "la diva". Tengo miedo de que tú sigas siendo esa persona capaz de impactarme y dejarme sin aliento y yo así, convertida en esto que en nada se parece a lo que te prometí ser. Todo lo que te quise, y todo lo que te temo, es producto de mi soberbia infinita, que no me dejó decir "esto es el error más grande que puedas cometer" llamarle a la violencia amor, a la sumisión ternura, entender la falta total de respeto hacia mí como muestra de tu caballerosidad, lanzarse gustoso al abismo de la soledad eterna, contigo, fue lo natural.
La satisfacción que me queda después de este saldo en números rojos es que como a ti nunca lastimé a nadie; juras que te engañé con el alemán, pues eso no fue lo peor: me enamoré de aquél que te hubiera encantado ser: el músico, alto, guapísimo, que me sofocaba con una palabra "mujer", que me hacía morir en sus manos cuando me decía "si hubiéramos escuchado a Strauss jamás te habría tocado, pero tuvimos que poner a Stravinsky" y me besaba, mientras tú te cansabas de marcar el celular que decidí poner en silencio. Cuando viste los dibujos preguntaste si él los había hecho, sabiendo que ese cuerpo era el mío… lo supiste siempre y fui feliz de saber que al no terminar la plática estabas optando por vivir con la duda y dejar de soñar conmigo.
Confesión #2
Haberte conocido de la forma en que lo hice fue fantástico. El último día de mi estancia ahí, las ganas de no volver sin la anécdota, el que cumplieras con todo lo que yo esperaba de ti, menos la guapura; de alguna forma fue bueno que no fueras guapo, parte del encanto de estar ahí era ese, el saber que no estaba por gusto sino por obligación. Fui feliz de romancear en otro idioma, que al final de la noche me hicieras sentir, la belleza exótica y que usaras para nombrarme, esa palabra que en tu idioma tiene tanto valor y en mi idiolecto vale tan poco. Era como de cine de la India aquella escena con la luna (o el foco de la calle) alumbrando un par de cuerpos y tus ojos mirándome sin que pudieras contener esas palabras. Nuestra despedida mandada hacer a la medida de nuestros clichés favoritos, los abrazos el semillanto, las promesas vacías, los fetiches, todo para que tu llegaras a la oficina a contar de mí como tu gran hazaña del fin de semana y yo volviera a mi país a cumplir con las morbosas expectativas de mi banda. A veces todavía me invento historias sobre ti y cuando me desespero lo suficiente digo que me largo contigo… pero ni siquiera tengo tu mail.
Confesión #3
Sí te quise, aunque nunca me lo vayas a creer, ¡carajo! fuiste el primero dentro de mi nueva vida, aquella que yo había elegido por primera vez. Me dolía que me engañaras, que me dijeras que no era yo, y que María era algo que no podías superar. María tenía barros, yo no, creo que en toda mi vida mi piel nunca ha sido tan hermosa como aquel año. Nunca me he arriesgado tanto como contigo, esconderte dentro de mi casa, dejar que hicieras tantas cosas conmigo que yo ni siquiera entendía. Me dijiste que me habías engañado con mi mejor amiga, eras el primero ¡carajo! ¿Qué iba a hacer yo? ¿Dejar que en mi primer año de diva me dejaras tan mal parada? JAMÁS. Me desquité de ti y de todos, me gané el apodo que ahora sólo los más cercanos recuerdan, me metí con toda tu banda, aunque estaban horrendos todos, me besuqueaba con ellos en los pasillos y nunca nos cachaste ¡qué mala suerte! Yo que hacía todo por demostrarte que yo podía más que tú. Y ahora que reapareciste quieres que vuelva a tener 17 años, que me arriesgue de nuevo, que me duelas de nuevo, ya no. Me da miedo dejarte entrar otra vez y que me de cuenta de que me mimetizo con mis alumnas.
Confesión #4
A ti, al que menos he querido, al conveniente. Que triste ser tú en mi novela: el bueno, el comprensivo, el más inofensivo y aún así a quien siempre llamo un paréntesis extenso en mi vida. Serviste, creo, para recuperarme de la tormenta, para respirar y volverme a creer mi personaje. Te engañé a la menor provocación, con quien menos sospechabas y con quien siempre lo supiste, te engañé desde el día en que decidimos ser novios hasta el día en que me pediste que regresáramos. Ahora eres de las personas que más quiero en la vida y me es muy triste escuchar cómo hablo de ti, diciendo que no fuiste más que un abrevadero en la carrera de mi vida: acontecimiento que aunque necesario no goza de ninguna importancia. Cuando me pongo en el papel de tu amiga quiero asesinar a la voz que sale de mi y que se refiere a ti en esos términos, pero eso te ganas por haber sido tan gris.
Confesión #5
Llegaste en el momento en el que me hubiera ido con cualquiera, por eso me fui contigo; en otras circunstancias, con un poco menos de dolor adentro jamás te hubiese volteado a ver. No eres guapo, por más que lo sientas así, lo que te ha hecho el paro es que te mueves en un mundo que no se caracteriza por la belleza de sus especímenes masculinos. Me gustaba que me trataras como reina, la verdad es que poca gente ha sido tan atenta conmigo, pero tambén debes considerar que he tratado con muy poca banda que sea tan poca cosa como tú y que se sienta tan acomplejada por mí. No es que yo sea lo mejor, es que ya lo dije eres-muy-poca-cosa.
Ma cagaba que trataras de quedar bien conmigo en cosas en las que tu ignorancia no se podía disimular, que me dieras la razón hasta cuando yo misma sabía que estaba diciendo una pendejada. Disfrutaba mucho que todos se dieran cuenta de que estabas muy por debajo de mí. Me daba tanta pena ir contigo a tantos lados, pero ya estando solos, he de confesar que disfrutaba mucho todo lo que me hacìas sentir. Y al final, como tenía que ser, la cagaste, pero creeme has sido el que menos me ha dolido y honestamente estoy casi segura de que el día que te llame vuelves con todo y tu bandita mierdera que tanto me odia y que me culpa de la violencia en el mundo, del desempleo (de los mexicanos en general y del suyo en particular), de su propia soledad y de todo de lo que se pueda culpar a alguien más.
Ahí va la primera parte:
Confesión #1
Me gustó sentirme frágil, quizá, como diría mi maestro Bátiz, hasta disfruté el que mancillaras mi honor, mis principios de clasemediera guadalupana pura casta y virginal. Me gustó que al contar mi primera vez a mis amigas, todas se quedaran heladas; adoré que me dieras la oportunidad de que una vez más, los otros se pregunten ¿y cómo después de eso puede seguirse moviendo (en el mundo) tan bien? Me hiciste fuerte en el escenario, mortal tras bambalinas. Tengo miedo de encontrarte algún día, pero no por ti, ni por lo que sienta todavía, me da miedo que me veas desgastada, ya no ser la diosa que dejaste hace años, completamente deshecha pero con la convicción de que ante las miradas de todos volvería a ser "la diva". Tengo miedo de que tú sigas siendo esa persona capaz de impactarme y dejarme sin aliento y yo así, convertida en esto que en nada se parece a lo que te prometí ser. Todo lo que te quise, y todo lo que te temo, es producto de mi soberbia infinita, que no me dejó decir "esto es el error más grande que puedas cometer" llamarle a la violencia amor, a la sumisión ternura, entender la falta total de respeto hacia mí como muestra de tu caballerosidad, lanzarse gustoso al abismo de la soledad eterna, contigo, fue lo natural.
La satisfacción que me queda después de este saldo en números rojos es que como a ti nunca lastimé a nadie; juras que te engañé con el alemán, pues eso no fue lo peor: me enamoré de aquél que te hubiera encantado ser: el músico, alto, guapísimo, que me sofocaba con una palabra "mujer", que me hacía morir en sus manos cuando me decía "si hubiéramos escuchado a Strauss jamás te habría tocado, pero tuvimos que poner a Stravinsky" y me besaba, mientras tú te cansabas de marcar el celular que decidí poner en silencio. Cuando viste los dibujos preguntaste si él los había hecho, sabiendo que ese cuerpo era el mío… lo supiste siempre y fui feliz de saber que al no terminar la plática estabas optando por vivir con la duda y dejar de soñar conmigo.
Confesión #2
Haberte conocido de la forma en que lo hice fue fantástico. El último día de mi estancia ahí, las ganas de no volver sin la anécdota, el que cumplieras con todo lo que yo esperaba de ti, menos la guapura; de alguna forma fue bueno que no fueras guapo, parte del encanto de estar ahí era ese, el saber que no estaba por gusto sino por obligación. Fui feliz de romancear en otro idioma, que al final de la noche me hicieras sentir, la belleza exótica y que usaras para nombrarme, esa palabra que en tu idioma tiene tanto valor y en mi idiolecto vale tan poco. Era como de cine de la India aquella escena con la luna (o el foco de la calle) alumbrando un par de cuerpos y tus ojos mirándome sin que pudieras contener esas palabras. Nuestra despedida mandada hacer a la medida de nuestros clichés favoritos, los abrazos el semillanto, las promesas vacías, los fetiches, todo para que tu llegaras a la oficina a contar de mí como tu gran hazaña del fin de semana y yo volviera a mi país a cumplir con las morbosas expectativas de mi banda. A veces todavía me invento historias sobre ti y cuando me desespero lo suficiente digo que me largo contigo… pero ni siquiera tengo tu mail.
Confesión #3
Sí te quise, aunque nunca me lo vayas a creer, ¡carajo! fuiste el primero dentro de mi nueva vida, aquella que yo había elegido por primera vez. Me dolía que me engañaras, que me dijeras que no era yo, y que María era algo que no podías superar. María tenía barros, yo no, creo que en toda mi vida mi piel nunca ha sido tan hermosa como aquel año. Nunca me he arriesgado tanto como contigo, esconderte dentro de mi casa, dejar que hicieras tantas cosas conmigo que yo ni siquiera entendía. Me dijiste que me habías engañado con mi mejor amiga, eras el primero ¡carajo! ¿Qué iba a hacer yo? ¿Dejar que en mi primer año de diva me dejaras tan mal parada? JAMÁS. Me desquité de ti y de todos, me gané el apodo que ahora sólo los más cercanos recuerdan, me metí con toda tu banda, aunque estaban horrendos todos, me besuqueaba con ellos en los pasillos y nunca nos cachaste ¡qué mala suerte! Yo que hacía todo por demostrarte que yo podía más que tú. Y ahora que reapareciste quieres que vuelva a tener 17 años, que me arriesgue de nuevo, que me duelas de nuevo, ya no. Me da miedo dejarte entrar otra vez y que me de cuenta de que me mimetizo con mis alumnas.
Confesión #4
A ti, al que menos he querido, al conveniente. Que triste ser tú en mi novela: el bueno, el comprensivo, el más inofensivo y aún así a quien siempre llamo un paréntesis extenso en mi vida. Serviste, creo, para recuperarme de la tormenta, para respirar y volverme a creer mi personaje. Te engañé a la menor provocación, con quien menos sospechabas y con quien siempre lo supiste, te engañé desde el día en que decidimos ser novios hasta el día en que me pediste que regresáramos. Ahora eres de las personas que más quiero en la vida y me es muy triste escuchar cómo hablo de ti, diciendo que no fuiste más que un abrevadero en la carrera de mi vida: acontecimiento que aunque necesario no goza de ninguna importancia. Cuando me pongo en el papel de tu amiga quiero asesinar a la voz que sale de mi y que se refiere a ti en esos términos, pero eso te ganas por haber sido tan gris.
Confesión #5
Llegaste en el momento en el que me hubiera ido con cualquiera, por eso me fui contigo; en otras circunstancias, con un poco menos de dolor adentro jamás te hubiese volteado a ver. No eres guapo, por más que lo sientas así, lo que te ha hecho el paro es que te mueves en un mundo que no se caracteriza por la belleza de sus especímenes masculinos. Me gustaba que me trataras como reina, la verdad es que poca gente ha sido tan atenta conmigo, pero tambén debes considerar que he tratado con muy poca banda que sea tan poca cosa como tú y que se sienta tan acomplejada por mí. No es que yo sea lo mejor, es que ya lo dije eres-muy-poca-cosa.
Ma cagaba que trataras de quedar bien conmigo en cosas en las que tu ignorancia no se podía disimular, que me dieras la razón hasta cuando yo misma sabía que estaba diciendo una pendejada. Disfrutaba mucho que todos se dieran cuenta de que estabas muy por debajo de mí. Me daba tanta pena ir contigo a tantos lados, pero ya estando solos, he de confesar que disfrutaba mucho todo lo que me hacìas sentir. Y al final, como tenía que ser, la cagaste, pero creeme has sido el que menos me ha dolido y honestamente estoy casi segura de que el día que te llame vuelves con todo y tu bandita mierdera que tanto me odia y que me culpa de la violencia en el mundo, del desempleo (de los mexicanos en general y del suyo en particular), de su propia soledad y de todo de lo que se pueda culpar a alguien más.
No tengo el gusto de conocerte y después de leer tus confesiones, me gustaría conocerte más.
ResponderBorrartsssssssssssss
ResponderBorrarsi señOr!!
así se hace Mar!!!
el únicO pedo aquí es el Karma.
Lo bueno es que en el barracuda podrás decirme quién es cada confesión, jijiji (el chisme completo).
Tonsss jamás hubo amor, bueno se pasa, Y QUE TAL EL SEXO supongo alguno fue en verdad bueno.. O TAMPOCO ninguno le llega?
ResponderBorrarAmor hubo y un montón ese es el gran pedo. Claro en algunos caso sí, en otros no, lo normal, pero digo, si no hubiera habido amor, no habría tanto ardor, ¿no?
ResponderBorrarVaquerita: ahí te cuento, ¿es que vamos a ir este miércoles? ¿o al otro que ya esté Elena? ¿o los dos?
1-qué fuerte , aún así creo que de encontrarte en el camino , igualmente él tampoco tendrá de que presumir , salvo de sus constantes fracasos académicos y su foreverez.
ResponderBorrar2-ni modo , así es la distancia.
3-risas ...
4-auch! (mucho auch)
5-siempre lo supimos todos , aunque jamás entendimos el porque tan clarificado aquí . siempre se estará dispuesto una vez más a cagarla creo , la culpa de su desempleo no es tuya , es de su código postal.
Estoy riendo un poco gracias por eso .
hay si! Los presumiendo su conocimiento de ti.
ResponderBorrarNo, pus yo creo que hasta el otro, por que tenemos una pinche clase que nos caga (por la profa) y vamOs a faltar pa´cuando venga Elenita.
AbrazO.
Hummm que onda maestra ... pues espero que despues de taaaaanto desahogo hayas quedado mejor ... no hay que vivir asi las cosas ¿no crees?... si todos contamos el cuento como nos fue en la feria trata de que la rola no se repita o como ves tu? tache
ResponderBorrarparese la misma historia ciclica en cada relacion disque nueva
ResponderBorrares curioso como nos repetimos a pezar de pareser distintas las historias
felicidades
Qué raro y desde acá adentro parecería que es tan distinta cada historia, pero tienes razón, viéndolas dese otros ojos es el mismo ciclo que se repite ad infinitum...
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