Borgiana
"Cualuier encuentro casual, era una cita" (Borges)... pero las cosas nunca son como debieran, y creo que en ello radica la intensidad y la sal de la vida, en saber sortear el caos y atravesarlo, embriagándonos de él (gracias flaco, por la lección de vida).
Quiero comenzar diciendo que me declaro completa y absolutamente borgiana en el sentido de que me defino como lectora más que como escritora, guardando las abismales proporciones, aquello que de mi pluma sale es mero incidente y como tal debe ser tomado. Mi verdadera esencia está en lo que recibo y, en la medida de lo posible, procuro aportar aquello que resulta de la asimilación de lo que aprendo y aprehendo.
Como actualemente me encuentro en medio de tres investigaciones de las cuales no quiero adelantar nada para conservar el misterio, sólo dejaré las dos huellas que más profundo se han quedado en mí, en los últimos días. Hoy soy emisaria de otras voces:
Primero una voz que se me ha manifestado sobre el tema del enamoramiento y con la cual comulgo totalmente, ahora que quiero renunciar a estar enamorada y busco en ello lo absurdo:
Allá entraban -decían los que contaban los cuentos de aparecidos y desaparecidos- las hijas de familias distinguidas, cuando si afición ni beneficio, sin nada en que entretenerse, se enamoraban perdidamente.
Arqueles Vela
Cuentos del día y de la noche
La segunda es justamente sobre dos partes frecuentes en el ocioso proceso del enamoramiento y las diferencias sustanciales que me parece hacen que la soledad compartida cobre ese agridulce sabor que a casi todos embeleza:
la mujer para la mujer y el hombre para el hombre porque -unas y otros, en el universo- tienen destinos diferentes, en lo intrascendente como en lo trascendental. La mujer habla mucho, la mujer es así: analítica; el hombre no habla nada: el hombre es así: sintético.
Arqueles Vela
Cuentos del día y de la noche
Hasta mañana.
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