Placeres culpables

Poco ha que me encontré en una situación que sé será compartida con infinidad de gente que se niega a reconocer un placer por estar éste mezclado con algún otro sentimiento no tan grato.
Este fin de año pasó en mi vida dejando un buen saldo de discos nuevos, que poco a poco iré integrando al soundtrack de mi vida; sin embargo un de ellos vino más bien a colocarme de nuevo en otra escena, una de las que siempre he querido editar: aquel sillón naranja, junto a una ventana que daba a un jardín enorme en compañía de la sombra más densa de mi vida.
Se trata de una sensación de placer culpable, porque hay algo en esa canción que movió todo en mí, no obstante, esta sensación es de aquellas que me empeño en negarme a mí misma por todas las implicaciones que tiene, por regresarme a un pasado que no me hace feliz, con el cual no me siento cómoda, pero que jamás voy a dejar ir del todo. Es una extraña mezcla de ganas de que dejarme llevar hasta ese lugar y al mismo tiempo decir "no soy eso y nunca debí haber estado ahi"
Se siente bien vivir la contradicción y no saber si el escalofrío es de añoranza o de repulsión, se siente bien haber sido la única que vivió eso y la única que lo puede revivir, se siente tan bien que tenía que escribirlo, se siente tan bien que voy a guardar silencio ahora y escuchar de nuevo la canción hasta que deje de sentir, quizá ahora sí "para siempre" o hasta que el pasado se vuelva a hacer presente.

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