El lado correcto

En los últimos tiempos me he topado con un chorro de banda que tiene la bendita manía de ponerme del lado de la pared cuando caminamos, pensando que su acto de caballerosidad les da puntos en su mancard, pero a mí simplemente me resulta irritante tan decimonónica costumbre, por lo que me he dado a la tarea de expedir el siguiente texto que resultará bastante esclarecedor con respecto a tan barbárica costumbre.

Cuando un hombre y una mujer caminan juntos por la calle existe una convención, no escrita en ningún manual pero absolutamente válida: la mujer va del lado de la pared y el hombre del lado de la calle. ¿De dónde viene esta costumbre?.
Me he encontrado con dos explicaciones absolutamente válidas. Les queda a ustedes decidir cuál es la verdadera.

En el Renacimiento, los caballeros solían caminar por la calle con la espada en la cintura. No eran extraños los duelos por las cuestiones más triviales.
La espada solía blandirse con la mano derecha. Si el hombre caminaba del lado de la pared, al desenvainar el sable chocaba con la pared y no tenía espacio para maniobrar. Por lo tanto, si quería proteger el honor de la mujer a quien acompañaba necesariamente debía caminar del lado de la calle.

Otra explicación posible, acaso menos romántica, es la siguiente.
En el Renacimiento la ciudades no contaban con un sistema de cloacas como tenemos hoy. Las personas evacuaban sus necesidades fisiológicas donde y cuando se les ocurría(ver el post anterior). En las casas se usaban orinales, que se vaciaban en las calles, donde se estancaban las aguas servidas. En las cunetas se formaba un barro hediondo, fétido, caldo de cultivo de pestes varias.
Para proteger a la mujer del contacto con el agua estancada, de las miasmas, el hombre caminaba del lado de la calle.

¿Cuál es la explicación que más les gusta? A mí de cualquier modo no me convence ni la cursilísima idea de que mi hombre anduviera por la vida esperando herir a alguien por mi "honor", en fin, cada quien sus filias.

Comentarios

  1. El sábado pasado salí con una amiga que tuvo a bien embarcarme en una "cita con chaperona" (ella era la chaperona, y yo con el tipo con el que salimos no quiero nada... y menos si me lo ensartan tan descaradamente).

    Cuando llegamos a donde íbamos, abri la puerta del coche para bajarme, y la susodicha amiga me dijo: "No, espérate..." y luego por lo bajo: "es que Mengano se enoja si no lo dejas que te abra la puerta"

    ¡Puta madre! Ahora resulta que la caballerosidad es obligatoria... y si no los dejas que asuman su papel se ponen loquitos. eso de la mancard deveras los afecta...

    Un abrazo aeroportuario. Te encargo que la ciudad siga teniendo onda mientras ando de vaga... Nos vemos en el chat, jeje.

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