Qué comience la función

Hace tiempo tuvimos un pryecto llamado "el dulce canto de las almohadas" que medio no prendió mucho. Consistía en invitar a todo el mundo a escribir con ese pretexto, tomar esa frase y ver qué salía de ella. Fuimos pocos los que lo hicimos y fuimos los mismos los que leímos los escasos resultados, así que, en el afán de retomar esto, hoy hago público MI dulce canto de las almohadas y abro de nuevo la invitación a quien se sienta con el ánimo de entrarle a un bonito juego que pocos quisimos jugar...



¡Que comience la funcion!

Sufro de insomnio desde los 17 años, no he podido establecer la causa, pero imagino que algo tiene que ver con la primera vez que vi una mariposa negra dentro de mi cuarto. No estoy seguro de que las mariposas tengan ojos, pero si algo me ha quedado claro en toda mi vida es que esa me estaba mirando a mí.
Desde esa noche no he podido dormir, mas que por lapsos muy breves en los que tengo un sueño constante, de entre las olas del mar salen un millón de mariposas negras, a veces sospecho que son un millón trescientas veinticuatro, pero la verdad es que jamás he sido bueno para las matemáticas.
Hoy tengo 35 años, ocho meses y dos días no soy bueno para las matematicas pero adoro los números y lo bien que suenan las cantidades obsesivamente exactas, y puedo decir que a lo largo de los minutos que han pasado y a lo ancho de las noches que me ha faltado dormir, he desarrollado una terrible manía y una deleitosa teoría; ésta es la historia:
El 3 de agosto de 1982, decidí, por primera vez recorrer las calles de la ciudad, en busca de la excusa perfecta para regresar a mi cama y tratar de conciliar el sueño. Siempre me gustó la colonia Escandón y fue justo ahí donde decidí que terminaría mi recorrido. En un principio me preguntaba por qué escogí terminarlo y no comenzarlo ahí, pero despues de mucho meditar, decidí que todo se debe a que me gustan los finales estrepitosos y felices, y que mas feliz que un final lleno de prostitutas?
Conocí a Ágata en la esquina de Nuevo Leon e Insurgentes. Muy probablemente la línea principal de su acta de nacimiento decía Maria del Pilar Cruz Morales, pero ellas tienen razón, a qué iba a saberle a cualquiera el sexo de una sola noche con Pili?, en cambio Ágata promete un mal sexo, pero eso sí, plagado de gritos y afirmaciones que harían pensar hasta al más renegado que verdaderamente, por primera vez en su vida, alguien estaba completamente de acuerdo con él.
Ágata era francamente hermosa, con la dificultad de no ser el tipo de nadie. Pagué de forma generosa una cena, con sus respectivos drinks en la Bodeguita del medio, ¡qué cosa más apropiada asistir a un lugar lleno de fanáticos de la cultura cubana con un amor pagado al lado! No quise tener sexo con ella, por Dios, tener sexo con una prostituta es un cliché que ni yo puedo soportar, en cambio charlar de futbol y de las historias de la calle del día a día con una mujer de moral relajada y equivoca es sólo cliche entre los escritores, artistas y filosofos, y yo, afortunadamente, soy ingeniero civil.
Al final de la noche en realidad no fue una noche entera, jamás hubiese podido pagar lo que ella perdía mientras charlaba conmigo, ni hubiese querido, de todas formas le dije que habia sido la velada de mi vida, que no queria olvidarla y le pedí que me acompaara a la mquina de fotografías instantaneas que aun está en Baja California e Insurgentes. Metimos algunas monedas y mi primera noche de ronda quedó inmortalizada por unos cuantos pesos miles, en ese entonces.
Decidí que esa sería mi afición, no tomar fotos artísticas de prostitutas, eso djenselo a cualquiera que se sienta artista, yo, ya lo dije, soy ingeniero civil, y lo que realmente quería era tener un ejército de señoritas que pendieran de cada rincón de mi habitación y me miraran como la mariposa de aquella noche.
Así pasó Ágata la primera, Violetta la de Polanco, Rubí la prototpica, Grecia la internacional, Carmila la rock star y Trementina el buen final, a las que no menciono es porque no tuvieron un buen epiteto, pero no por eso no tuvieron una buena foto.
Con el tiempo fui cayendo en cuenta de que todas tenian algo en común: todas eran sirenas. Qué quiero decir con esto?, pues bien, ésta es mi deleitosa teoría:
Los griegos se empearon en encubrir el la tortuosa condicion del ser humano: siempre ha necesitado del placer por el placer, al costo que sea, y por ello obligaron a las malas mujeres a esconderse dentro de las olas, las convirtieron en una hermosa metafora, las llamaron sirenas, pero el mar es aburrido y las olas marean, por ello mis aromáticas flores de camellón se evaporaron, aprovechando la contundente caída del sol sobre el mar y se condensan constantemente en nubes negras como sus conciencias. El ciclo del agua se encarga de lo suyo y de vez en vez llueven sobre las ciudades. El urbanismo las coloca a las orillas de las calles y voila! Al formarse los charcos en las esquinas, se materializan en hermosas criaturas ocultas tras esperpenticas capas de maquillaje.
Yo, por mi parte me dedico a capturarlas en fotografías que jamás colgué de mis paredes, pero que se entibian debajo de mi almohada, con la esperanza de que en mis breves sueños pueda reconocer alguno de esos rostros en las mariposas que salen de entre las olas
Hoy no importa no poder dormir, me he creado una orquesta de mariposas-sirenas que crece noche con noche debajo de mi almohada, que comience la función! ¡A cantar mis sirenas por hora!

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