Misión 5: Andar y ser una dama
Cuando me leo, me caigo bien...
Cuando las tepocatas se arrastran hay que pensar que para algo nos dio pies la vida: para andar... seguir aandando y aprender, estar en el camino sin importar las bifurcaciones y el pánico de la decisión inminente.
Andar, para eso tenemos pies, para, como una dama, seguir andando, sin pisar alimañas rastreras que se enroscan y regodean en su propia falta de dignidad, andar y sin tropezar con ellas. Andar y ser una dama, no una damicela que necesita ser cuidada y reinventarse cada día en el espejo de esos los otros ojos, pero una dama que no se traiciona, una a quien no vence ni el dolor ni el coraje. Andar, porque para eso nos ha dado la vida pies.
Y bueno, ni cómo olvidar la entrevista en que la Dra. E.F. declaró que ser alumna de un genio (J.P.) supone una gran responsabilidad. En esa lògica, siendo alumna de quien soy: ser alumna de una dama (J.G.) requiere de una gran responsabilidad en el mismo sentido.
Cuando las tepocatas se arrastran hay que pensar que para algo nos dio pies la vida: para andar... seguir aandando y aprender, estar en el camino sin importar las bifurcaciones y el pánico de la decisión inminente.
Andar, para eso tenemos pies, para, como una dama, seguir andando, sin pisar alimañas rastreras que se enroscan y regodean en su propia falta de dignidad, andar y sin tropezar con ellas. Andar y ser una dama, no una damicela que necesita ser cuidada y reinventarse cada día en el espejo de esos los otros ojos, pero una dama que no se traiciona, una a quien no vence ni el dolor ni el coraje. Andar, porque para eso nos ha dado la vida pies.
Y bueno, ni cómo olvidar la entrevista en que la Dra. E.F. declaró que ser alumna de un genio (J.P.) supone una gran responsabilidad. En esa lògica, siendo alumna de quien soy: ser alumna de una dama (J.G.) requiere de una gran responsabilidad en el mismo sentido.
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