¡Ah qué los chivos!

Hace algunos años fui al zoológico y escuché a varios padres dando la misma explicación a sus hijos: "mire mijo ese es un chivo", frase que se repetía frente a cada animal que ostentara cornamenta, sin importar que el letrero explicativo dijera Alce, Bisonte americano, Venado de cola blanca o cualquier otro nombre. En ese tiempo pensé que quizá se debía a que los letreros no eran lo suficientemente claros o el tamaño del nombre de los animales era ilegible.

Esta Semana Santa volví, una vez más, al zoológico de Chapultepec y me topé con la misma absurda explicación por parte de los padres a sus hijos. Si bien es cierto que los páneles explicativos están saturados de información, es claro que el nombre se encuentra en una tipografía legible, de buen tamaño y en una posición estratégica.
He aqui un ejemplo de panel explicativo:


¿De verdad es tan difícil encontrar la información necesaria, entiéndase el nombre del animalito en cuestión? 

No entiendo, entonces, por qué los padres siguen viendo chivos y chivopótamos en cada ecosistema. Me queda claro que el gran pedo de México no es que seamos un país con un promedio de lectura de medio libro al año, sino que a la banda, incluso le da hueva leer dos palabras enormes que se encuentran justo frente a sus ojos, problema que puede trasladarse a cualquier otro escenario imaginable, en el que la lectura de un texto mínimo puede traducirse en un problema de grandes dimensiones.

En fin, una imagen bastante conmovedora que rescaté en esta última visita fue lo que en palabras de un jefe bigotón con su vástago de la mano sería "mire mijo ese es un chivo haciéndole un chivo a otro chivo"