Sin agobio

El viernes fui a una fiesta como hacía mucho no vivía una: el cumple de una amiga entrañable, música que me gusta, mi hermosito conmigo, todo perfecto, adoré estar ahí. Alguien me juzgo de mamona por no querer ir a con unas chicas con las que estudié la prepa y que resulta en aquellos entonces fueron mis "mejores amigas"; lo siento pero en realidad tomamos caminos bien distintos y en alguno de los casos, incluso opuestos, me desagrada su forma de vivir, me desagrada lo que le hace a mi amigo de aquel entonces que resulta sigue siendo su novio, no comparto intereses ni nada con ella ¿de qué podríamos hablar?
Yo estaba muy agustito bailando al otro lado del jardín, no me agobiaba su presencia (hubiese sido el colmo de la hueva agobiarme por que estuviera ahí), pero me molesta ser juzgada de mamona, por no querer compartir mi tiempo con ella.
Aparentemente este año es el de mi juicio, empecé con una fuerte discusión con mi madre acerca de mi aspecto y mi actitud, le sigue este nuevo episodio del fin de semana en el que más de una vez se me dijo que soy una mala persona por ser intolerante e impaciente (ese de la impaciencia es otro episodio que no vale la pena ni mencionar), lo cierto es que no me interesa ser tolerante, no me interesa ser paciente con las cosas que no lo ameritan y ser una buena persona o no, no lo voy a medir según esos parámetros.
Lo cierto es que definitivamente no soy una buena persona, pero tampoco una mala persona, la vida no es tan sencilla como una telenovela en la que las buenas son muy buenas y las malas son las peores; yo, como cualquier otro ser humano soy perfectible y me parece que ahí radica el encanto de los pasos que se dan y las decisiones que se toman, las palabras que se dicen y los silencios que se emiten.
No soy perfecta, aunque a veces juegue a creer que sí, tampoco soy fuerte, aunque mi familia siga viviendo en ese entendido, y basándose en ello haya echado a este corazoncito a andar por el mundo sin la mano de nadie... a veces, más que a veces, muy frecuentemente necesito, consejo, ayuda, regaño y sí... hasata compasión (pero esa la menos de las veces).
Soy perfectible y esta condición, recién me está enseñando a aceptar responsabilidades y sobre todo a no hacer juicios tan categóricos.
Recientemente escuché a alguien decir que nadie te obliga a vivir; la frase surgió en un contexto bastanete fuerte en el que se hablaba de injusticia social, opresión, miseria y enfermedad, la respuesta de esa persona fue "nadie lo obliga a vivir". No podría juzgar de mala persona a quien así reacciona, lo entiendo más bien como la respuesta que a veces damos frente a las cosas que no nos gusta que sucedan y que, sin embargo, parecen no estar en nuestras manos.
Decirle mala persona a alguien es algo muy fuerte, sobre todo si la frase vien desde la entraña.
No soy una mala persona, pero me equivoco, generalmente trato de regresar sobre mis pasos, pedir disculpas a los agraviados y seguir caminando, si el agraviado decide no aceptar la disculpa es él quien pierde más, no porque me pierd a mí, sino porque pierde la oportunidad de pensar sobre su propio error. Ninguna discusión es unilateral.

Tal vez todo esto suena no muy a mí, pero es de esas cosas tan ñoñas tan ñoñas que a veces se me ocurren que no podría hablarlo con alguien directamente, y de alguna forma tengo que sacarlo, para ver si fuera de mi cabeza tiene sentido.

Hay dos personas fundamentales en mi vida con quienes no estoy bien en este momento, sé que en gran medida ha sido por mi falta de tolerancia, de paciencia y quizá hasta de sensibilidad para notar cuando no estoy empleando las palabras o el tono adecuado. Yo ya acepté mi parte de responsabilidad, volví sobre mis pasos y lo intenté de nuevo, lo demás no depende de mí. Ahora es momento de segvuir en mi propia crisis, a ese momento de disyuntivas y decisiones fundamentales, si esas dos personas no pueden entender lo difícil de este momento, no las juzgaré de malas personas, entiendo que simplemente no todos los días, ni todos los años se está de humor para aguantar las tarugadas del otro.

No espero nada más que a ustedes, en el momento en el que lo decidan... y si deciden que no, también lo entiendo.

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