De la fauna de mi edificio.

Llevo una semana viviendo aquí ¿sí?... bueno, casi: menos el tiempo en el campamento, menos todas las vueltas que me han hecho dar los de las tiendas de muebles y cortinas.
En una semana he visto poco a mis vecinos, pero creo que ya puedo más o menos reseñar la fauna de tan bizarro inmueble.
El predio en sí mismo es raro tirándole a “con personalidad”, se trata de un edifico construido por ahí de los 70’s cubierto parcialmente por los cuadritos, esos como de azulejo, que distinguen a una gran parte de los edificios de la generación del mío. A medio mundo le choca ese acabado, a mí me encanta.

Esta edificación está situada en una calle que me parece digna representante de la pluralidad de nuestra ciudad. El edificio de enfrente (que además es una de las aflorantes prepas abiertas de quinta de esta zona CoyoacáncasiIztapalapa) se ve chacal cual prepa abierta de quinta de la zona CoyoacáncasiIztapalapa; no obstante el resto de la calle, si bien no luce como zona residencial de NSE A, sí se antoja una colonia digna de llenar el circulito C típico en las encuestas de los mercadólogos.

Mi edificio comienza —de abajo para arriba— con un consultorio dental cuyo cartel está hecho con la afamada y siempre bien ponderada técnica “marcador indeleble sobre fólder crema”. Detrás de la accesoria, vive una serie de personajes de quienes sólo sé lo siguiente:

Hay una pareja: bitch + tetísimo. Ayer se les acabó el gas y me pidieron prestado un tanque. Ellos no se andan con nimiedades de tacitas de azúcar, no, UN TANQUE ENTERITO DE GAS, de aquellos que en algún post anterior puede usted ver siendo colocados.
Una amabilísima sobrecargo. Enjoy asegura que es lo más conveniente tener una sobrecargo de vecina, ya que uno puede pedirle vasitos de agua, el menú de la cena, una almohadita y su cobija, etc.
Una joven pareja de la cual sólo sé: ella tiene un “buenas noches” medio gangoso y él compra piratería.
Hay un departamento cuyos habitantes aún son un misterio, pero sospecho que o tienen un bebé chillón o hacen una excelente imitación de un bebé chillando.
LO MEJOR DE LO MEJOR. ¿Alguna vez escuchó usted el rumor de que hace algunos años Luis Miguel murió de sobredosis y que quien sale en la tele, los conciertos y las fotos tomadas por los paparazzi es en realidad un doble? Pues bien, en el anonimato y comodidad de mi edificio vive “el doble autorizado de Luis Miguel”, que no es quien usted ve en los programas de chismes o las portadas de la Quién, no. Es simplemente el doble autorizado de Luis Miguel que trabaja en un bar de imitaciones como tantos, pero de quien se rumora es el auténtico Luis Miguel, el de a devis, el que pierde su piernita en la celebérrima peli en la que canta:

Ya nunca más, ya nunca más
mi vida volverá a ser igual.
Ya nunca más podré correr
por las praderas y los parques otra vez
mi porvenir será sufrir
y mis amigos se reirán de miiiiiii


La historia de mi vecino, el verdadero Luis Miguel, es: tras fingir su muerte quedó arruinado, y no le queda de otra más que pretender que es sólo alguien que se parece y vivir de imitarse a sí mismo ostentando el título de “el imitador autorizado de Luis Miguel”. El Arqui dice que va a escribir un cuento de eso.

Obviamente no tengo fotos de ninguno de ellos porque estaría como raro andarles tomando foto, pero ¿a poco no está súper padre? Ya veremos cómo van cambiando mis impresiones con el devenir de la vida aquí.

Comentarios

  1. quiero ir! sí, quiero conocer tu edificio y yo les tomo fotos, les digo que es un rpoyecto di arte y ya, vale?

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  2. jajajajajajajajajajjajaja Can´t hardly wait !

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