Como a las 9 y media
Como a las nueve y media, empieza a quitárseme la depresión, me caen los veintes de "no está tan jodida la cosa", me vuelvo Lázaro, me levanto y ando. Es siempre a la misma hora que me llegan las grandes ideas (que para las tres de la tarde se han convertido en trivialidades).
A esta hora, en la que la gente comienza a llegar a las oficinas, y yo ya di tres clases, es que se me dejan de revolver las tripas y digo "estoy bien", me acuerdo de los Simpsons y digo "A darle, átomos", me acuerdo de Vasconcelos y digo "la cultura termina donde empieza la carne asada" y pienso en que es una suerte haber nacido de este lado y ser casi vegetariana, gozar de los beneficios de ser de la zona del maíz...
Me acuerdo de mi diplomado de Historia y cultura culinaria en México y pienso en la profunda división culinaria e ideológica de un México pluricultural, pero sobre todo en esa dicotomía del México de los tamales vs. el México de la carne asada, y me pregunto si ahí estará la médula de la fragmentación que vivimos hoy día. Me acuerdo de Gina, que era demasiado nice como para comer quesadillas y me pregunto si en esta escuela no venden quesadillas por la misma razón.
En mi escuela comíamos hartas quesadillas (bueno, yo no, pero sí el resto de los niños con dietas normales). A lo mejor por eso salimos tan jipis los de allá.
Si a las nueve y media de la mañana resulta que es lunes, se me agudiza la crisis de identidad cultural, pues a esa hora cantamos el himno nacional, que por supuesto nadie se sabe y a nadie le importa, pues si el no sentir que tenemos una identidad nacional es el pan nuestro de cada discusión, el no sentirnos representados por nuestros lábaros patrios es ya un acuérdo tácito entre mexicanos, excepto cuando éstos símbolos se vinculan con el futbol, entonces sí son muy nuestros.
Gracias a Dios ya es martes y a las nueve y media sólo estoy haciendo una reconstrucción de lo que he llamado "mi familia ideológica" de la que pronto haré un lindo y muy ilustrado e ilustrativo post.
Como nota debo agregar que procurando una bonita ilustración para este post, escribía yo en el buscador de imágenes la palabra "quesadilla" y me salían puras madres de harina de trigo, perdón, pero pa' mi que nací en el centro esas son "burritas", así que tuve que cambiar la palabra por el chilanguísimo término "garnachas", pa' que aparecieran las de maíz. Hablando de "identidades culturales", ¿eh?
A esta hora, en la que la gente comienza a llegar a las oficinas, y yo ya di tres clases, es que se me dejan de revolver las tripas y digo "estoy bien", me acuerdo de los Simpsons y digo "A darle, átomos", me acuerdo de Vasconcelos y digo "la cultura termina donde empieza la carne asada" y pienso en que es una suerte haber nacido de este lado y ser casi vegetariana, gozar de los beneficios de ser de la zona del maíz...
Me acuerdo de mi diplomado de Historia y cultura culinaria en México y pienso en la profunda división culinaria e ideológica de un México pluricultural, pero sobre todo en esa dicotomía del México de los tamales vs. el México de la carne asada, y me pregunto si ahí estará la médula de la fragmentación que vivimos hoy día. Me acuerdo de Gina, que era demasiado nice como para comer quesadillas y me pregunto si en esta escuela no venden quesadillas por la misma razón.
En mi escuela comíamos hartas quesadillas (bueno, yo no, pero sí el resto de los niños con dietas normales). A lo mejor por eso salimos tan jipis los de allá.
Si a las nueve y media de la mañana resulta que es lunes, se me agudiza la crisis de identidad cultural, pues a esa hora cantamos el himno nacional, que por supuesto nadie se sabe y a nadie le importa, pues si el no sentir que tenemos una identidad nacional es el pan nuestro de cada discusión, el no sentirnos representados por nuestros lábaros patrios es ya un acuérdo tácito entre mexicanos, excepto cuando éstos símbolos se vinculan con el futbol, entonces sí son muy nuestros.
Gracias a Dios ya es martes y a las nueve y media sólo estoy haciendo una reconstrucción de lo que he llamado "mi familia ideológica" de la que pronto haré un lindo y muy ilustrado e ilustrativo post.
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Como nota debo agregar que procurando una bonita ilustración para este post, escribía yo en el buscador de imágenes la palabra "quesadilla" y me salían puras madres de harina de trigo, perdón, pero pa' mi que nací en el centro esas son "burritas", así que tuve que cambiar la palabra por el chilanguísimo término "garnachas", pa' que aparecieran las de maíz. Hablando de "identidades culturales", ¿eh?
se ven deliciosas, y muy buena tu relación de frases célebres, ya me dio hambre...
ResponderBorrarGarnachas es una buena manera de iniciar el día.
ResponderBorrarAcá en Tlaxcala son expertos. O será, más bien, que yo no discrimino.
besos
Y pensar que la Unesco rechazó la candidatura de la cocina tradicional mexicana como “obra maestra del patrimonio inmaterial de la humanidad”, y no precisamente porque no lo mereciera, sino porque los que elaboraron el proyecto “no supieron poner en evidencia el valor simbólico y ritual” de la ancestral gastronomía del país, en concreto del maíz, que es en lo que se sustentaba la argumentación de la candidatura...
ResponderBorrarya me los imagino a punto de dar el sustento teórico al proyecto y vencidos por el hambre y la prisa por ir por las gorditas de chicharrón...
hasta me parece verlos