Llanto. Se acabó la paciencia, ya es oficial, estoy de malas perdí el zen, me declaro vencida. En medio de todo esto tengo que ir al MP a levantar un acta porque si no, no me piensan reembolsar los 9 mil pesos que se gastó ese cabrón con mis tarjetas. Es fastidioso pensar cómo uno está contando sus pesos, apartando lo de la hipoteca, lo que se le debe a la hermana, cuyos intereses emocionales son GRANDES, lo del super, lo del pago de la lavadora, lo de los gastos de las niñas, lo de la luz, el teléfono, el gas, el mantenimiento; todos esos pequeños apartados que va uno considerando cada noche antes de dormir, o cada vez que piensa en tomarse un café con las amigas, o cuando ves ese vestido de ensueño y que prefieres dejar para las rebajas, y de repente un buen día llega este cabrón te quita la cartera y decide que llegó el momento de comprarse camisas en Suburbia, de ponerle gas a su coche, de hacer su super en Walmart, de ir al Office por algo de 6mil pesos, ahí sí ni se me ocurre qué