Sin querer

Un día perdí las ganas de pensar en ti... había estado varios años ya buscando incesante la forma de que fueras feliz conmigo; después, de que lo lograras conmigo a la distancia, nunca sucedió, tú no puedes ser feliz, no quieres, supongo que es de buen gusto no serlo, así como es de buen gusto también, entre los de tu tipo despreciar el trabajo, el dinero, la vida, el amor.
Me cansé de pensar que era por el dinero y empecé a pensar que era por mí; el infierno bajo la piel, creerse la responsable de otras desdichas; esta semana me di cuenta de que es por ti... tú eres el que no está bien, ni lo quiere estar y me cansé de pensar en ti. En el momento en el que te anulé, comencé a existir... ¿qué hago ahora con mi existencia? me toca empezar a pensar en mí, ¡¡¡diantres nunca lo he hecho!!! Duele ver todo lo que perdí, es una putada, como dicen en Piedras, esto de ver lo que se me ido de las manos, del corazón, de la vida...
Si la vida me lo pidiera y me prometiera que con ello me va a regresar la mitad de lo que pude haber tenido yo sería capáz de correr tan al sur como fuera necesario o ser levante y largarme de aquí repartiendo emociones, pero la puta vida no es así, no perdona errores, no devuelve días ni nombres en los labios, la puta vida te cobra y te hace un desfile de todo lo que pudiste haber sido. Por eso me voy, no voy a seguir siendo espectadora de mis posibilidades, mientras me consumo en tu inercia.